Hoy en día tenemos la metodología del Control Integrado de Plagas (CIP) en nuestros distintos procedimientos y normativas. Podemos utilizar medios mecánicos, físicos, químicos o biológicos. Pero hubo un tiempo pasado en que no estaban disponibles todos los medios y había que agudizar el ingenio con lo que se tenía. Vemos algún ejemplo.
Tenemos el caso de los hórreos, típicos de algunas regiones, que son construcciones destinadas a guardar y conservar los alimentos alejados de la humedad y de los animales para mantenerlos en un estado óptimo para su consumo.
Un elemento clave de esta construcciones es la «pegollera», término asturiano para nombrar la piedra lisa y plana que se sitúa sobre el «pegollu» o columna que soporta el hórreo. Su función era de que no pudieran acceder al granero los animalillos menores desde el suelo, principalmente roedores. Un buen sistema constructivo para el control de organismos nocivos.