Si para cualquier tratamiento de plagas es necesario realizar una inspección previa y un diagnostico de situación, en el caso de un tratamiento de la madera resulta imprescindible una diagnosis de las patologías bióticas de la madera. Y afortunadamente, este trabajo de diagnosis es facturable si delante tenemos un tratamiento de una cierta envergadura. Aparte está el hecho de que la realización de dicho estudio puede ahorrar costes finales del tratamiento al cliente.
El primer paso para realizar dicha inspección es la formación. Si no hay un conocimiento de la madera en sí y de las patologías existentes, bióticas y abióticas, es imposible llegar a un buen resultado. Dicha formación está recogida en el RD 830/2010 en sus anexos I y II y recoge que la formación en protectores de la madera es de 80 Horas para el Responsable Técnico y de 25 para el Aplicador del tratamiento. También recoge que, en caso que se utilicen gases o productos cancerígenos, mutagénicos, tóxicos para la reproducción o muy tóxicos (CMRs y T+) son necesarias otras 80 horas. En caso de poseer formaciones técnicas en construcción o estructuras, mejor que mejor.
Otro factor clave es la experiencia, pero como sabemos esta solo se adquiere a través del trabajo, años, éxitos-fracasos y satisfacciones y desencantos. Y por último medios y aparataje, siempre dependiendo del punto hasta que quieras llevar una. En una fase básica, sin llegar a resistrografía o densiometría, hoy en día es fácilamente accesible y económicamente viable. En el caso que describimos gráficamente, fueron detectadas 5 patologías diferentes de la madera: termitas subterráneas, termitas de la madera seca, anóbidos, pudrición parda y pudrición blanca.